JOSEVI: FOR THE LOVE OF THE GAME

Era una mala señal. Que las molestias que sintió Josevi el sábado pasado fueran precisamente en el lugar de su gravísima lesión, la que le hizo abandonar el baloncesto federado y estar varios años sin tocar balón, era cuanto menos preocupante. Y hoy, hace unos minutos, aunque cuelgue esto mañana, él mismo me ha confirmado lo peor. El ligamento que tenía tocado parece que se ha roto, y todo apunta a que habrá que operar, con todo lo que ello conlleva. El ya sabe que la rehabilitación es larga y costosa, y como es lógico no le apetece hablar de volver.

“Es la vida”. Es una gran putada, así, con todas las letras. Es inevitable envejecer. Es inevitable vivir desgracias. Es inevitable morir. Todo eso es verdad. Pero nuestra obligación es siempre y ante todo luchar hasta el final. Porque es el único camino. Y si perdemos unas armas, lucharemos con otras. Y si algún día no podemos jugar al baloncesto, haremos otras cosas, porque somos seres activos. El mundo sigue girando y aún nos queda mucha cuerda y energía, ninguno llegamos a los 40 y, como dice Fito, “aún nos queda media vida pa encontrar la melodía”.

Josevi, tras su lesión inicial, tuvo ante sí una larga espera. Pese al disgusto que supone una lesión, pese al paso del tiempo, pese al gusto amargo de la ausencia, pese a que no estaba del todo bien de la rodilla, Josevi volvió. Y lo hizo exactamente como Michael Jordan, cuando regresó cuarentón para jugar en los Wizards, aún sabiendo que era arriesgado y por tiempo limitado. Lo hizo, lo hicieron por amor al juego, “for the love of the game”, como dijo el propio "Air".

Y durante algo más de año y medio, sus tiros surcaron de nuevo el cielo en dirección al aro, sus pases llegaron al lugar exacto, volvió a decidir partidos exprimiendo su enorme calidad técnica y fue el único capaz de poner en aprietos a Sergio en el concurso de triples. Volvió para quedarse. Para ser de nuevo un “Pereres Man”. Para siempre.

No sé lo que va a pasar ahora, ni si tendrá ánimos de volver a intentarlo cuando se recupere, pese a que aún es joven. Nunca se sabe. Yo jamás pensé volver a ver lanzar un triple en Les Pereres a Vidi, o un tiro a tablero a Paco “Mr. Tabla” y por un momento su magia volvió, y la compartieron con chavales que sólo habían oído hablar de ellos.

También es cierto que llegará el día en que ninguno podamos botar un balón. Pero entonces el recuerdo en nuestros corazones no será el de haber sido un grupo de aficionados. Será el de haber sido uno de los mejores grupos de apasionados por el baloncesto que ha existido desde que Naismith inventó esto. Y pase lo que pase, de ese recuerdo común, Josevi, ninguna lesión te apartará nunca. For the love of the game.