EN QUÉ SE PARECEN TONY PARKER Y LOUIS BULLOCK por José Manuel Pinone

Como el calor y el trabajo aprieta de lo lindo esta semana vamos a echar mano de nuevo del portal basketconfidencial.com para no dejar “colgado” al bueno de Lakers que debe estar dando botes todavía con los triples de Ficher, aquí tenemos el articulo de Domingo Pérez en el citado portal, como siempre espero que os guste y si me permitís la licencia se lo dedicamos a dos amigos de este blog Miquel Baguena y Manuel Moreno.

¿En qué se parecen Tony Parker y Louis Bullock? Admito apuestas. ¿En el dribling? Frío, frío. ¿En la técnica de tiro? Frío, frío. ¿En esa mágica habilidad para penetrar a canasta? Frío, frío.

Bueno, dejemos el juego. Voy a contaros dos pequeñas historias y descubriréis una asombrosa coincidencia en estos dos monstruos del baloncesto.

San Antonio (Estados Unidos): Tony Parker y su bella y conocidísima novia, la actriz Eva Longoria, esa de la serie "Mujeres desesperadas", salen de compras. No encuentran un sitio para aparcar y dejan su coche en doble fila. Cuando salen de la tienda se encuentran con un policía esperando para pedirle la documentación al conductor y ponerle la correspondiente multa. Saca Parker su carnet de conducir y resulta que es francés, sin validez en los Estados Unidos. Los ánimos se caldean, las voces suben de tono; de nada les vale la fama a la pareja y se encuentran con una segunda denuncia, ésta por insultos a un agente del orden.

Madrid (España): Calle de Serrano, una de las principales vías comerciales de la capital. Un gran coche todoterreno se encuentra estacionado en doble fila. Dentro, su conductor habla por el móvil. Una patrulla de la policía local se para tras el infractor. Los agentes se acercan a la ventanilla y piden al hombre que cuelgue. Éste tapa el teléfono y les ofrece en un curioso acento extranjero una asombrosa disculpa:

–¡Estoy hablando con Florentino!

Los agentes se quedan pasmados ¿Quién es ése Florentino? No conocen, por supuesto, ni al ocupado infractor, ni a su interlocutor e insisten:

–La documentación, por favor.

–¡Que estoy hablando con Florentino! (Exclama asombrado de que haya alguien en este mundo que no se incline ante el tal Florentino).

–La documentación, por favor. (Insisten los `polis´).
El individuo se despide en inglés (está claro que no hablaba con el citado Florentino), con evidente malhumor y suelta algo tan inconveniente como esto que van a leer:

–Me pedís la documentación porque soy negro.
Los agentes se hacen los sordos e insisten. Por fin el dueño del coche mal estacionado saca sus papeles y entrega un
carnet a los policías.

–Lo-u-is-Bu-lloc-k –mal leen–, muy bien pero esto es un permiso de residencia, no el de conducir. Saque su permiso de conducir. Vaya, vaya… Al pobre Bullock le acaban de hacer un bloqueo cruel. Empieza a balbucear excusas, que si lo tengo en casa, que si es americano, que si...

–Si no tiene permiso de conducir el coche se queda inmovilizado. Usted no puede conducirlo. Le ponemos la correspondiente multa; llamamos a la grúa y punto.
Sin razón, inmovilizado y parcialmente indocumentado Bullock busca una asistencia que le salve en el último segundo. Llama a su ángel de la guarda.

–Quique (Villalobos, claro) tengo un problema...

Al final Quique habló con los policías. Templó los ánimos. Cogió un taxi a toda prisa. Se desplazó a la calle de Serrano y, a los mandos del todoterreno, llevó a su casa a Bullock; eso sí, con una buena multa en uno de sus bolsillos.